Resumen de la clase: Documentación fílmica de Grado superior. Metrópolis c.e.

Profesor: Guillermo Fernández Groizard

Apuntes de: Eloy

Antes de leer este texto es muy importante que cierres los ojos y en voz alta, como si le estuvieras hablando con alguien, relátale una discusión que tuvieras con un conocido, hazlo tan rápido como puedas, pero en voz alta.

Luego sigue leyendo.

¿Ya lo has hecho?

¿Y ahora?

Como supongo que no has seguido las instrucciones anteriores:

Pese a que a lo largo de la historia del cine y sus movimientos se habían dado varios casos de desestructuración (en El estrangulador de Boston, por ej.), nunca se había dado un auge del uso de la desestructuración como en la actualidad.

¿Por qué? Resulta que el resultado final de hacer cine desestructurado (ya sea desde guión, en dirección o en montaje) se asemeja más a cómo el ser humano percibe la realidad y los sueños. El cine tiende, con el tiempo, a abandonar (siempre hay excepciones, claro) los recursos y formatos que se alejan de la forma en la que procesamos la vida en nuestro cerebro.

Como contrapunto a la explicación de los procesos de desestructura, conviene mencionar varios de los recursos que (salvo ciertos géneros/corrientes/cineastas) se pusieron de moda por un tiempo pero acabaron cayendo en desuso general o simplemente resultan antinaturales. A saber:

  • La panorámica descriptiva: se trata de un movimiento de cámara por el cual la cámara hace una panorámica lentamente, parándose al mostrar el personaje/localización/etc. que interese al director. Comúnmente se usa para empezar una secuencia, incluso la propia película. Después de los 60-70s se fue perdiendo como práctica habitual. Ejemplos: El plano comienza mostrándonos el suelo de una habitación de hotel. Vemos que hay ropa interior de la pareja protagonista, y la cámara hace una lenta panorámica hacia la cama, deteniéndose al tener bien encuadrada a la pareja. O por ejemplo, se abre la secuencia con una panorámica que nos muestra la localización (un pueblo, una ciudad, una casa, etc.).
  • El zoom: tuvo su auge en los 70s, y salvo algunos géneros como la comedia (en Zombies Nazis 2, y [muy aconsejable ver este vídeo] Edward Wright como director, por ej.) o la imitación del uso de la cámara de un reportero,  cayó en desuso al resultar antinatural. Su objetivo es, sin cambiar de plano, cambiar el tamaño del mismo para darle intensidad y ritmo.
  • Travelling de acercamiento:: pese a que incluso hoy en día muchos directores recurren a él (por ej., Paul Thomas Anderson:), lo cierto es que nosotros al vivir una conversación resulta extraño ir acercándote como lo hace el travelling de acercamiento. Ese movimiento de cámara se aleja del modo en el que vemos dicha conversación. Por otro lado, el travelling de alejamiento sí que nos resulta natural, ya que es algo que sí percibimos a veces (al alejarnos de la estación en un tren, por ej.).

El proceso de desestructuración en una película consistiría en desordenar las secuencias respecto a su orden arquetípico. La desestructuración también puede darse dentro de una secuencia e incluso de un plano (por ej., En la primera secuencia del 3×10 de Scandal, la protagonista de la secuencia termina de decir una frase y el plano se mantiene unos frames mientras el audio de la siguiente frase empieza a sonar, por lo que el plano que hasta esos frames estaba enmarcado en el presente de la continuidad temporal, sin cambiar de plano, pasa a ser un flashback). No fue hasta los 2000 (con ejemplos como el inicio de The Departed, Memento, Cuenta Atrás y Paranoia Agent) que empezó a imponerse, comenzando en los 2010 su verdadero auge (la parte en la que le hacen efecto los luds al protagonista en The Wolf of Wall Street, Black Mirror, Love 3D, Scandal). Tras 125 años de historia del cine, la evolución tecnológica en los procesos de rodaje y montaje ha hecho posible este acercamiento narrativo al sistema de percepción del ser humano. La vida real está desestructurada.

Es importante no confundir la desestructura con el uso normal de flashbacks y flashforward. Al introducir un flashback se avisa de algún modo al espectador (efectos de imagen, poner en blanco y negro el flashback, algún efecto de sonido, etc.), cuando se usa la desestructura se engaña al espectador falseando la continuidad temporal (como se haría con un raccord de aprehensión retardada), sin avisar de los saltos temporales.

En la vida real, al contarle un suceso a otra persona, se suele hacer de forma desestructurada. De la misma manera, nuestros recuerdos y sueños también están desestructurados. Sin embargo ese modo natural de observar la realidad con una clara desestructura espacial y temporal no produce desestructura del conocimiento o de la información. Fíjese en sus propios ojos al entrar en una habitación (da igual que sea conocida o desconocida). Saltan de un lado a otro, reparan en la realidad a base de flashes que se recomponen con cierta continuidad en nuestros cerebros. En la habitación está un familiar, al que de pronto le vamos a contar una discusión que tuvimos por la mañana, y también lo hacemos con cierto desorden, incluyendo expresiones como: “A todo esto, el tío iba con una mancha enorme en la camisa…” y nuestro cerebro recompone la historia de nuevo ahora con una mancha enorme en la camisa. Al final de que hayamos contado la anécdota inicias una discusión con tu familiar, sobre una pareja amiga vuestra que se acaba de separar. La discusión sube de tono, incluso os levantáis la voz. En seguida es una discusión desestructurada que salta de un tema a otro dejando retazos sin resolver cosas sin escuchar que al cabo de unos segundos uno es consciente de lo grave que ha dicho el otro. Discutimos casi dos horas y sin embargo el resumen que le hacemos a un amigo dura no más de 5 minutos, y de nuevo lo haremos sin orden, empezando por el final: “Ayer tuve una broncaaaa” – ¿y eso?  – Mi madre que se cree que soy gilipollas, me llamó desagradecido: después de todas las veces que la ayude con…

El interlocutor empieza a recibir retazos de la discusión, con saltos de tiempo incluso de espacio hacia adelante y hacia atrás, pero de algún modo las ordena en su cabeza y se hace una idea de lo que verdad pasó.

Cuando en cine queremos reproducir esa manera de percibir (que dicho sea de paso, no es excepcional sino casi el modo natural de percibir) no podemos dejar que el caos ni la aleatoriedad  se apodere de la narración, sino que debemos ser conscientes de que en el fondo queremos contar “algo en concreto”. Además la espontaneidad con la que lo hacemos en el mundo real debe ser “planificado” en el mundo cinematográfico.

La desestructura en el cine es una mentira, una ilusión creada con pautas de ritmo. No se trata de un “caos” desordenado sino que sigue una estructura tangible alejada de la estructura arquetípica o modificándola.

Otra película en la que observamos una cierta desestructura es en Huracán Carter.

Como ya se mencionó, se puede desestructurar desde guión, en montaje o en ambos.

En la serie Cuenta Atrás, se iniciaba cada capítulo en el momento de máxima tensión.
Análisis de la primera secuencia del episodio 3×10 de Scandal

En esta secuencia hay unos 8 campos de luz que corresponden a 8 planos fundamentales, que se suceden de la siguiente forma:

Plano 1: Va apareciendo un travelling descriptivo en PM de la VICEPRESIDENTA, montado rítmicamente cada 30 segundos (aprox.). Se trata del plano más importante de la secuencia, ya que es en el que ella tiene que tomar la decisión más complicada: ¿A quién llama tras haber asesinado a su marido?

Plano 2: PD explicativos de las fotos, breves, que sirven como apoyo y ayuda para los espectadores (que ya vieron las fotos en el capítulo anterior).

Plano 3: Son los planos en multicámara del MARIDO. Siempre mira hacia un lado, sin saltarse el eje, salvo en un plano (probablemente porque era el único que valía en montaje, no sabemos la intencionalidad de que se salte el eje ahí).

Plano 4: Planos en multicámara de la VICEPRESIDENTA, para hacer el contraplano al Plano 3.

Hasta aquí, obviando cómo se ha ido montando el Plano 1, tendríamos los planos normales a la hora de resolver esa conversación, el plano-contraplano de la pareja, los planos de las fotos y un plano mostrando a la vicepresidenta tomar la decisión. No obstante, tenemos otros cuatro tipos de plano más que completan el montaje desestructurado:

Plano 5: Se trata de un plano en el que el director tuvo la oportunidad de lucirse. En una serie, cuando sobra tiempo en una localización y ya se han realizado los planos que resuelven la secuencia, el director puede hacer lo que se llama el plano del director, en el que puede encuadrar como desee y crear planos más bellos. En este caso, tenemos a la VICEPRESIDENTA en PP (ya que es la que sobrevive y la protagonista de la secuencia) y al MARIDO en segundo término.

Mientras el plano 5 también sería un plano estándar que podemos ver en cualquier serie, a partir de aquí vemos anomalías:

Plano 6: Un plano recurso de los pies de la VICEPRESIDENTA, al que van recurriendo de vez en cuando. Muy significativo el momento en el que saca el zapato.

Al mancharse de sangre ambos cuando la VICEPRESIDENTA asesina al MARIDO, se hacen planos distintos (ya que la primera mitad de la secuencia ya está rodada y resuelta) y más bellos o “de autor”. Estos serían el Plano 7, planos breves de los personajes (el MARIDO muerto con una lámpara bien colocada, etc.).

Plano 8: Consiste en un plano de formato (dícese de los planos recurrentes en una serie, que vienen dictados para aparecer en cada capítulo, por ej. En CSI, Horatio ve la escena del crimen, hace un comentario ingenioso, se pone las gafas de sol y entra la cabecera de la serie) en el que la VICEPRESIDENTA llama a CYRUS para pedirle ayuda, y entra el título de la serie: SCANDAL.

Tras analizar los planos, realizamos una gráfica de interés, que se hace del modo siguiente:

Se pone un eje vertical y uno horizontal. El horizontal representa el tiempo que va transcurriendo, es el eje por el que avanzamos. El vertical representa el interés que nos causan los planos (cuanto más sube, más nos interesa la serie/película y al contrario, cuanto más baja, menos nos interesa).

Pese a la desestructura imperante en la secuencia, observamos que la gráfica tiene un resultado igual que el de una secuencia montada de forma arquetípica. Esto es, una subida de interés, un parón, otra subida, otro parón, y una subida final antes del final de la secuencia.  Sería algo de esta guisa:

Tras la gráfica de interés, en el programa de edición pusimos en blanco y negro todos los planos fuera de continuidad temporal. Así vemos que incluso hay planos que pierden la continuidad temporal en el propio plano (la VICEPRESIDENTA termina de decir una frase y aguantando el plano de ella con la boca cerrada empieza a sonar la siguiente frase, por lo que el plano en tiempo real pasa a ser un flashback). Observamos que los planos de puñaladas se han montado recurriendo al sonido como elemento cohesivo (los gritos y puñaladas como elemento rítmico que se repite).

Después del asesinato, los planos son muy cortos y cerrados, con flashbacks y flashforwards (recordemos, sin avisar al espectador).

Tras poner esos planos y fragmentos de plano fuera de continuidad en blanco y negro, probamos a ver solamente esos planos juntados en orden. Al verlos observamos que tienen una continuidad y cuentan toda la secuencia por sí solos. También apreciamos lo bien que se ha dirigido la secuencia, jugando con los tempos y las pausas para darle más posibilidades a los de montaje.

Las gráficas involucradas así como el corte específico de los planos infieren que donde parece haber desestructura solo encontramos pautas, tempos y ritmos muy específicos, que el profesor nos muestra sobre líneas de tiempo que recuerdan a los gráficos de los programas de composición musical para hacer música electrónica.

Así pues, podemos concluir que la desestructura termina siendo pura estructura. Aunque de la impresión al espectador de ser algo caótico, se trata de una estructura muy pautada que juega con la continuidad temporal para crear la continuidad definitiva dentro del cerebro de los espectadores. De hecho muchas personas (incluso de la profesión) han visto esta secuencia y no han recabado en el modo tan especial en que ha sido dirigida, interpretada y montada demostrando que el cerebro olvida el artificio para quedarse con la esencia narrativa y su continuidad temporal.

Vale la pena tragarse 3 temporadas de un culebrón, perdón de “el culebrón mayúsculo” para de repente encontrarse con esta joya de la desestructuración intrasecuencia, que sin lugar a dudas ya tiene hijos, sobrinos y nietos replicándose por las mesas de edición de todo el mundo.

De algún modo toda esta reflexión empuja hacia el segundo principio cinematográfico. Recordemos el primero: Un plano es más de cine (menos teatral, menos expositivo, menos teatro fotografiado)  en tanto en cuanto el eje óptico y el eje de acción forman ángulos ( ϴ theta) pequeños. Es curioso que un principio se derive de un corolario , la famosa teoría de las thetas (se pronuncia tetaa) pequeñas.

Y así podríamos decir que una estructura es más cinematográfica en tanto en cuanto respete el sistema natural de recepción de información del ser humano.

 

 

Si no hiciste al principio el «ejercicio de relatar un suceso»  piénsalo ahora. ¿lo recuerdas en orden? ¿Te saltas detalles a los que luego vuelves? ¿Empezaste por el final y luego explicaste cómo se llegó a eso? En fin parece que nuestro cerebro compone la realidad a bases de capas espacio-temporales, y aún así no se pierde en el proceso.

Feliz 2017

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