El comic es un pictograma, es decir, una imagen o imágenes que nos representan un objeto real o significado y que «nos cuenta» algo.

Antes de inventarse la escritura, hace miles de años, el hombre utilizó imágenes para narrar su vida cotidiana. Un buen ejemplo son las pinturas de Altamira. Algunos miles de años después, se crearon las palabras, que al principio no eran sino representaciones dibujadas de los conceptos y objetos, como en el caso de los jeroglíficos egipcios, de los hititas o la cultura maya.

También en extremo oriente se desarrolló esta escritura pictográfica (como en China o Japón), donde cada letra es prácticamente un dibujo. (Tengo para mí que esta puede ser la razón del éxito del comic en aquellas culturas, habituadas históricamente a representar mediante imágenes sus pensamientos e ideas)

Por lo tanto, el origen de la escritura es, por así decirlo, el comic. En occidente, desde hace cientos de años, el comic como tal tuvo su origen en las «aleluyas», tablones pintados con escenas representando algún hecho popular de la época, y que un narrador se encargaba de ir explicando, casi siempre mediante rimas y apuntando cada «viñeta» con un palo. Tras la narración, que solía tener un tono sarcástico, se pasaba el plato o sombrero a los espectadores para recibir monedas y..¡a otra aldea!

Sin embargo, el comic como tal tuvo su origen ligado al desarrollo de la prensa escrita. A finales del siglo XIX, coincidiendo con el desarrollo de los nuevos sistemas de impresión de prensa, que abarataron considerablemente la edición, en EEUU surgieron periódicos como setas, en cada ciudad y estado.

La competencia era terrible. A alguien se le ocurrió crear una historia de ficción dibujada con personajes cómicos, casi siempre humorísticos, sobre la actualidad social y política. Fue un éxito. Rápidamente los demás diarios copiaron la formula. Había nacido el comic. También se crearon historias de ficción dramáticas en episodios, con lo que se fidelizaba al lector, que quería ver «como seguía la historia».

Algún editor pensó en imprimir los comics publicados recopilados por separado, y así surgió el «comic-book».

En Europa, en aquellos tiempos menos «innovadora», tardarían algunos lustros en trasladar esta fórmula.

Lentamente, el comic se convirtió en un medio de comunicación que iba influyendo en la sociedad. A caballo entre arte y literatura, en Occidente se consideró, por su fácil y expresiva lectura, que era un medio exclusivamente para niños y jóvenes.

Pero, sobre todo a partir de la «revolución cultural» de Mayo de 1968, también aparecieron comics para adultos, con argumentos complejos y plasmando lo que antes era inimaginable en un «tebeo».

Pero eso es ya otra historia.